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Muerte de Wenceslao Benoit: ¿revela negligencia y fallas en el operativo?

 El argentino Wenceslao Benoit, de 77 años, fue encontrado sin vida en la tarde del pasado jueves, 7 de agosto, por voluntarios indígenas ayoreos totobiegosodes en el Parque Nacional Defensores del Chaco, específicamente en el Cerro León. El cadáver, boca arriba y sin camisa, fue hallado a unos 1 400 metros de su camioneta y a aproximadamente cinco kilómetros de la entrada al parque.  

Carlos Diri Etacore, de la comunidad Ijnapui, lamentó que si las autoridades hubieran involucrado antes a los ayoreos totobiegosodes, tal vez Benoit habría sido encontrado con vida. La sabiduría de estas comunidades, habitantes ancestrales de la zona, fue reclamada en tiempo y forma mediante un comunicado, pero parece haber quedado subestimada. 

Terreno inhóspito y complicaciones técnicas

El hallazgo ocurrió en un sector particularmente inaccesible del parque, con vegetación densa, piedras sueltas y pendiente pronunciada —a unos 150 metros de altura— lo que hace el descenso muy peligroso, sobre todo bajo la lluvia. El capitán Roque González Vera detalló que los bomberos voluntarios están preparando un sistema de cuerdas para bajar el cuerpo, mientras se espera la llegada del fiscal para emprender el levantamiento oficial.

La búsqueda incluyó personal policial, bomberos paraguayos y argentinos, el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES) y comunidades indígenas, en un operativo multiinstitucional. 

El fiscal de la Unidad 2 de Fuerte Olimpo, Luis Amado Coronel, ya fue notificado y está a la espera de realizar el procedimiento forense para determinar la causa de muerte.

El caso de Benoit no solo enluta a su familia, sino que también visibiliza una problemática recurrente: la subvaloración del conocimiento indígena frente al aparato estatal. La voz de las comunidades locales no debería ser un recurso de último momento, sino una aliada fundamental en contextos de emergencia y rescate.

Falencias

Esta muerte también pone en evidencia los desafíos operacionales en zonas remotas del Chaco paraguayo —accesibilidad, clima adverso, terreno peligroso— que demandan protocolos especializados y mayor coordinación entre autoridades estatales y actores comunitarios.

Queda a la espera el informe forense que arroje luz sobre las causas del deceso. Pero más allá de la causa concreta, el caso reclama una revisión institucional sobre cómo se diseñan y ejecutan las búsquedas en áreas remotas y sensibles, priorizando siempre la colaboración activa de quienes conocen el terreno desde lo más profundo de su identidad cultural.


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