Las “Seductoras del Garrote” vuelven al ruedo: cero cárcel, mucho lío y una víctima que ya no sabe dónde esconderse
Las hermanitas más famosas de Limpio, sí, las mismas que supuestamente “embruJaron” a 22 casados y después les pasaron la factura ahora suman otro capítulo digno de novela barata: garrotearon a su vecina por celos, ligaron condena ¡y siguen campantes como si nada!
S. M., la joven víctima, dice que verlas es como sentir un déjà vu de terror: golpes, gritos y el miedo de casi haber quedado en el piso para siempre. “No es solo físico, es psicológico… y sigue”, soltó.
La noche del garrote
Víspera de Caacupé, año 2020. S. M. sale con sus amigos. Entre ellos, el “amigovio” de la hija de una de las hermanas. Mal combinación. De repente, aparece la adolescente de 17 años, cual villana de telenovela, gritando: “¿Pensaron que se iban a burlar de mí?”. Y pum, ataque frontal.
Los amigos quisieron frenar, pero era como tratar de detener una motochorra a mano limpia. Para colmo, una de las hermanas quiso sacar un arma, según la denuncia, pero la otra le frenó la locura. S. M. intentó llegar a su portón, pero la alcanzaron, la tiraron al suelo y ahí nomás empezó el “combo 3×1”: garrote, patadas y botella de vidrio incluida.
“Yo gritaba qué les hice, pero ellas estaban en su propio mundo”, contó. Y sí, mundo peligroso.
Rescate milagroso
Una vecina escuchó el quilombo, salió a defenderla y evitó que esto termine en tragedia. “Sin ella, no estaría contando la historia”, dijo la afectada.
El prontuario amoroso
Para completar el álbum, estas mismas hermanas son las que supuestamente enamoraron a 22 señores casados, les sacaron plata y, cuando no les pagaron, les tiraron denuncias por todos lados. Estrategia nivel Dios.
S. M. recién se enteró cuando otra esposa la buscó para unir piezas.
Y ahora, ¿quién podrá defenderla?
Aunque fueron condenadas a dos años, el juez les dio “ejecución suspendida”. O sea: cero cárcel, cero miedo, cero filtro. Y S. M. asegura que siguen molestándola, molestando a su mamá que sale a laburar temprano, y que hasta posaron con un arma en foto como “mensaje cariñoso” para ella.
Encima, deben pagarle G. 3.000.000 cada una. ¿Pagaron? No pagaron ni el saludo.
Por eso, la joven pide que la Justicia despierte, se lave la cara y vuelva a mirar el caso. Su deseo es uno solo: que la dejen vivir tranquila y que el garrote no vuelva a aparecer en escena.

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